América del Sur y África Rumbo a la Cumbre 2016

En el marco de las acciones preparatorias de la IV Cumbre América del Sur-África (ASA) se realizó en Quito un seminario internacional con el propósito de analizar los desafíos

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En el contexto de la preparación de la IV Cumbre de Mandatarios América del Sur-África (ASA), que se realizará en Ecuador en el año 2016, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) organizaron los pasados días 10 y 11 de diciembre el Seminario Internacional “Introducción a las Relaciones América del Sur-África”. Dicho encuentro tuvo como objetivo principal abordar temas orientados a fortalecer las relaciones interregionales a partir de la profundización del conocimiento de las realidades africanas. De este modo, funcionarios y académicos suramericanos y africanos dialogaron sobre el funcionamiento del Foro ASA, la evolución los vínculos políticos suramericanos-africanos, la inserción económica-comercial y el desarrollo sustentable de los países africanos.

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Entre las conclusiones se resaltó la necesidad de dinamizar la estructura institucional del mecanismo birregional y de llevar a la práctica acciones de cooperación Sur-Sur concretas tanto a nivel bilateral como multilateral. En este sentido se orientó la propuesta ecuatoriana de crear una bolsa de cooperación donde centralizar las ofertas y demandas detectadas por cada uno de los sesenta y seis países que conforman el Foro junto con los dos organismos regionales: la Unión Africana y la UNASUR.

Asimismo, se planteó avanzar en la realización de estudios a partir de los cuales sea posible comparar los desafíos compartidos por las economías a ambos lados del Atlántico, teniendo en cuenta el rol de proveedores de materias primas que cumplen a nivel global. Luego de una década de crecimiento económico en la cual América del Sur creció a tasas promedio del % y África del 6% muchos de los países de la región son clasificados como “mercados de frontera”, en tanto presentan escenarios positivos para los grandes inversionistas europeos y norteamericanos por el tamaño de su población, las particularidades de sus mercados financieros, la posesión de recursos naturales y las proyecciones de PBI, entre otros factores. Nigeria, Angola, Argentina y Venezuela son algunos de los países que pueden tomarse como ejemplo.

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Entre los principales factores del crecimiento africano se destacan el aumento de las exportaciones de materias primas en un contexto de revalorización de las mismas, el incremento de las inversiones extranjeras y la ampliación de los mercados domésticos de consumo. No obstante, las estructuras productivas no se han modificado suficientemente como para generar empleos productivos y tecnologías adecuados para mejorar los niveles de vida de los habitantes y promover la inclusión social y las tendencias de los flujos de inversión extranjera y los patrones de comercio internacional continúan profundizando los modelos basados en el neo-extractivismo. De este modo, surgen cuestionamientos, que también comparte América del Sur, vinculados a si el crecimiento logrado será posible de mantener ante la caída de los precios de los commodites, si las economías desarrolladas continúan desaceleradas, y si las demandas de los países emergentes, sobre todo los BRICS y en particular China, se estancan.

Por último, entre las reflexiones compartidas se subrayó en particular la necesidad de descolonializar las respectivas miradas. A pesar del crecimiento económico y la estabilidad política ganada en África Subsahariana a lo largo de la década, el continente aún sigue siendo observado mayoritariamente desde Suramérica como un lugar poblado de enfermedades, guerras primitivas y safaris. Estos estereotipos y estigmatizaciones se deben a una mirada eurocéntrica que no nos permite observar los paralelismos históricos entre las regiones y los similares niveles de desarrollo, así como tampoco deja entrever las heterogeneidades y asimetrías presentes entre los estados del continente, los cuales son vistos como “un solo país”. Es por ello que el desarrollo de actividades de intercambio académico y cultural es considerado central para avanzar en un conocimiento mutuo que permitirá profundizar el camino interregional Sur-Sur iniciado con el impulso de Brasil y Nigeria en el año 2006.

Autor: Carla Morasso

Fuente: http://bit.ly/1FDsFBm