El inesperado protagonismo de la UCR

Lo que decidan los radicales en su Convención de marzo será un hito en el año electoral e influirá en las estrategias del resto de los actores políticos.

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Los radicales ya lo saben: el próximo presidente no será un correligionario. Sin embargo, la UCR ha logrado un inesperado protagonismo y de su decisión dependen, en buena medida, las estrategias –y las posibilidades– de los demás actores. Para el PRO, el FR, el resto de los partidos de Unen y para el PJ de varias provincias lo que resuelvan los radicales es clave.

De esta manera, lo que defina la Convención Nacional que se reunirá el 14 de marzo en Gualeguaychú será un hito en el proceso electoral de 2015. En este momento existen tres posturas. Por un lado, la que sostiene que el único acuerdo posible es el de Unen porque contiene a partidos afines ideológicamente. Los principales sostenedores de esa posición son Ricardo Alfonsín y Julio Cobos, que ahora parece haber flexibilizado su punto de vista. Afirman que si la UCR acuerda con el PRO se rompe el acuerdo con los socialistas y se le regalaría todo el voto progresista al oficialismo y a quienes se queden en Unen. Otros la prefieren porque sería la que evitaría una fractura partidaria.

Están, también, los que proponen un acuerdo sólo con el PRO porque entienden que se debe expresar al universo no peronista, lo cual, como es obvio, excluye a Sergio Massa. Los abanderados de esa posición son los radicales de Mendoza, Córdoba y Entre Ríos. Sus impulsores sostienen que es el acuerdo que más acompañamiento tendría entre los votantes radicales porque es una expresión claramente opositora al kirchnerismo.

En tercer lugar están los que proponen un acuerdo amplio –que incluya a Massa–, y que tenían como abanderados a los senadores Gerardo Morales, José Cano y Luis Naidenoff, pero en las últimas semanas se sumó a esa posición el titular partidario Ernesto Sanz. Massa aportaría la pata peronista que es, según Morales, indispensable para poder gobernar. En ese esquema, en las primarias competiría una fórmula pura de la UCR contra otras dos encabezadas por Macri y Massa. Esta posición tiene un incoveniente por ahora insalvable: el PRO no quiere hacer un acuerdo con Massa al que considera una variante del oficialismo. Pero, por otra parte, los radicales de las provincias en las cuales la tradición peronista es muy fuerte – como Tucumán, Jujuy y Formosa, entre otras– sostienen que necesitan el apoyo de Massa para ganar. No hay posiciones inocentes. Como todos saben que disputar la Casa Rosada con alguna probabilidad de éxito es muy difícil, lo que procuran es que la estrategia nacional del partido sea lo más compatible posible con sus intereses provinciales. Así como la cercanía de Massa es útil en las provincias de tradición peronista, el acercamiento con Macri paga en aquellas provincias en las cuales el jefe de Gobierno tiene una alta intención de voto, como es el caso de Córdoba.

Los candidatos locales del radicalismo, en casi todos los casos, quieren el apoyo de ambos para ello necesitan que la estrategia nacional no se les entorpezca esa estrategia cerrándole la puerta a alguno de ellos. El radicalismo tiene dos precandidatos presidenciales. Y habrá que ver si ambos deciden seguir en carrera en el caso de que la Convención se defina en un sentido contrario al que ellos pretenden. ¿Competiría Cobos en la misma primaria que Macri? ¿Estaría dispuesto Sanz a ser candidato sólo de Unen?

Tanto Massa como Macri tienen una alta intención de voto que les permiten ganar una elección pero carecen de estructura suficiente para gobernar luego. La UCR les aportaría legisladores nacionales, probablemente varios gobernadores y decenas de intendentes y, además, cuadros con experiencia en el Gobierno Nacional. Por eso la quieren como socia.

OTROS CASOS

Es obvio que en también Unen todos miran con atención al socio mayor. Cualquier decisión del radicalismo de hacer un acuerdo más amplio rompería, en principio, la coalición. Como para incorporar aun más ingredientes, la oficialización de las alianzas será poco tiempo después de que radicales y socialistas compitan contra el macrismo en las PASO de Santa Fe y la CABA.

Pero también el peronismo de varias provincias observa a la UCR. Ocurre que si tanto Massa como Macri desisten de presentar candidatos allí en donde el radicalismo tiene un candidato competitivo, se le puede complicar el escenario electoral porque el frente opositor se presentaría unido. La Convención radical autorizará a todo tipo de acuerdos a nivel provincial y en caso de que no haya un acuerdo nacional los candidatos del partido también podrán compartir la boleta con candidatos presidenciales de otros partidos. El objetivo es lograr la mayor cantidad de gobernaciones aunque siempre existirá el riesgo de que, ante la falta de un partido que los contenga a nivel nacional, sean absorbidos por el Gobierno Nacional.

Ya pasó: en las elecciones de 2003 la UCR consagró a varios gobernadores pero luego fueron cooptados por el kirchnerismo. La UCR expresa una fuerte tradición política argentina que le ha permitido sobrevivir, incluso, al gobierno de De la Rúa. Cuenta con muchos recursos institucionales y ahora la vida le ha dado una nueva oportunidad. Si logró un mínimo acuerdo interno, puede ser protagonista del próximo ciclo político aunque uno de los suyos no esté en la Casa Rosada.

Si el internismo vuelve a exacerbarse será una nueva oportunidad que habrá dejado pasar. Está claro que lo que digan las encuestas sobre intención en las próximas semanas influirán en las definiciones sobre los acuerdos electorales por parte de la UCR. Una derrota que puede traducirse en pérdidas de bancas en el Congreso flexibilizará posiciones. El mismo efecto a favor de acuerdos amplios se producirá si la polarización política –como la que generó la muerte del fiscal Nisman– se profundiza.

Autor: www.elestadista.com.ar

Fuente: http://bit.ly/1CTgpGG