La crisis comunicativa del PRD en México

Aunque pueden pasar muchas cosas de aquí a julio y ciertamente pasarán, si hoy fueran las elecciones el PRI tendría alrededor de un 30% de los votos y junto con un inflado PVEM y el Panal podrían en el peor escenario alcanzar la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados.

Aunque pueden pasar muchas cosas de aquí a julio y ciertamente pasarán, si hoy fueran las elecciones el PRI tendría alrededor de un 30% de los votos y junto con un inflado PVEM y el Panal podrían en el peor escenario alcanzar la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados. Como resultado tendrían el total control sobre el presupuesto y la aprobación de las cuentas públicas. En el mejor, PRI y PAN tendrían una coalición de facto en San Lázaro, teniendo la izquierda algo de juego en caso de un desacuerdo o en temas presupuestales.

Esto es un llamado al realismo: no vamos a tener una izquierda electoralmente competitiva en las elecciones de 2015, aunque podría haberla en 2018. La pregunta en este caso sería: ¿cuál izquierda? ¿El PRD o Morena? Sea cual fuere el resultado electoral, ambos partidos tienen más que cantadas las estrategias que seguirán en la futura LXIII Legislatura (2015-2018).

Habrá en estos años diversos factores que ayudarán a uno u otro de los partidos rumbo a 2018. Algunos no se podrán controlar como el precio del barril de petróleo y su impacto en el éxito o no de la reforma energética. Otros dependerán de cuán sensibles se muestren los políticos en temas como la corrupción, su capacidad para aprobar reformas eficaces y el grado de convencimiento entre la ciudadanía respecto a su implementación.

Pero también serán relevantes las estrategias de comunicación política en esta campaña, de tal forma que se conquiste la imaginación del electorado. Hablamos aquí de mensajes que definan lo que han hecho los partidos, sus propuestas y la manera de concretarlas.

En este entorno el PRD no la tiene fácil, pues Andrés Manuel López Obrador y Morena tienen una imagen y discurso más que pulidos a lo largo de casi treinta años. Nos guste o no, todos conocemos la historia de victimización y pureza del tabasqueño y cuán eficaz es entre sus bases, quienes creen en su palabra con un fervor casi religioso. Y las experiencias de 2006 y 2012 muestran que le basta moderar un poco su discurso para subir en las encuestas.

¿Podrán los amarillos generar una narración alternativa, o terminará cayendo en los lugares comunes de siempre? Veamos cómo lo han logrado o no a partir de sus dos estrategias de comunicación al día de hoy.

Por más que se le busque, sólo hay dos tipos de spot: los que hablan maravillas del candidato o partido propios o los que atacan a la competencia. Ambos son necesarios. Pueden decir que las campañas negativas son “malas”, “denigrantes” o “poco éticas”, pero ¿no serían igual de malas las campañas basadas exclusivamente en mensajes positivos?

La gran virtud de los mensajes de contraste es que mueven al electorado a pensar gracias al impacto negativo. A partir de ahí comienza a buscar información que coteje ambas versiones y se abre el debate sobre temas públicos. Además de lo anterior, uno comienza a ver las verdaderas habilidades en manejo de crisis del candidato al reaccionar ante el ataque.

Sin embargo la propaganda de contraste debe ser breve, concisa y no excederse en el ataque: si una campaña abusa de estos mensajes el elector pierde interés. Pregúntenle al PAN cómo le fue en las campañas intermedias de 2003 y 2009 al seguir esa estrategia.

Peor idea es iniciar una campaña con mensajes negativos. Imaginemos un grupo de amigos que se reúnen para una juerga de 24 horas, comenzando con el desayuno, y uno de ellos lleva una botella de tequila para mostrar que es rudo y aguantador. Uno de sus amigos le dice que si desea tomar algo tan temprano que pida una mimosa, pero sólo recibe un comentario misógino como respuesta. A la hora de la comida, cuando todos están jugando dominó con botanas y cerveza, el bebedor comienza a desvariar y su condición empeora tanto cuando salen por fin al antro que sus amigos lo dejan dormido junto al inodoro. Moraleja: si uno empieza con ataques, se termina desfondando al poco tiempo.

Dejemos aquí a un lado la controversia que despertó la primera versión de este spot sobre las calumnias a Telmex y Televisa. Tenemos una normatividad tan sobrerregulada que no permite que ese tipo de problemas se desahoguen donde se debería: en tribunales, no en el INE.

La pifia del contraste hizo necesario recurrir a los programas sociales. El debate sobre si de verdad sirven o no los programas sociales se encuentra abierto, pero es bonito pensar que el Estado provee apoyos, aun cuando provengan de los bolsillos del contribuyente cautivo.

Sin embargo, ¿puede el tema inspirar a un elector para ir a votar? ¿De verdad es un logro presumir que una buena parte de la población depende de ayudas como anunció hace unos meses el gobierno del Distrito Federal? ¿Qué visión de futuro o proyecto de nación deja ver semejante entorno? Y por encima de esto, tanto el PRI como el PAN hablan en sus spot de trabajo, ingenio, creatividad y reformas para mejorar condiciones de vida sin que impliquen dádivas; al menos en el discurso.

Lo peor para el PRD al meterse en esta línea de comunicación: la quintaesencia del político pródigo es López Obrador tras su gestión como jefe de gobierno del Distrito Federal. La dádiva social es parte integral de la imagen y discurso del tabasqueño. ¿De verdad piensan los perredistas quitarle votos a Morena metiéndose a ese territorio?

De vuelta a la mesa de dibujo. Posiblemente encontrarán algo interesante antes de que sea demasiado tarde. Lo único que pierden es dinero que proviene de nuestros impuestos.

Autor: Fernando Dworak
Fuente: http://bit.ly/1BCriPi