Catalunya y el resto de España
Análisis, en base a la “teoría de juegos”, de los escenarios que podríamos ver en los próximos meses en el conflicto entre Catalunya y el resto de España.
Independientemente de las justificaciones morales, económicas o históricas que cualquiera de las partes involucradas en este conflicto pueda argumentar y sin entrar a valorar el nacionalismo de ninguna de las partes, ni sus consecuencias para el conjunto de los ciudadanos españoles, nos disponemos a aplicar la teoría de juegos para analizar los escenarios que podemos ver en los próximos meses en este conflicto. La teoría de juegos es un área de la matemática aplicada que estudia modelos para estudiar las interacciones de individuos en un sistema. En la teoría de juegos se aplica el principio de racionalidad y de plena información, que implica que ningún agente actuará en detrimento de si mismo, que la información pública es conocida por todos y que estas dos premisas son también conocidas por todos los jugadores. A cada uno de los posibles escenarios, les vamos a aplicar una puntuación de entre (+2) y (-2) para cada uno de los jugadores, siendo (+2) el mejor resultado y (-2) el peor resultado.
Mariano Rajoy ha afirmado que no accederá a negociar con Artur Mas y le ha indicado que el único camino legal para conseguir una consulta vinculante en Cataluña es una reforma constitucional que puede ser propuesta por cualquier partido representado en las Cortes Generales Españolas. Mariano Rajoy ha decidido por lo tanto “no negociar” un referéndum similar al británico.
Ante esta postura, Artur Mas tiene dos opciones. La primera opción es agotar su legislatura tratando de hacer cambiar la postura del gobierno, la segunda es convocar elecciones plebiscitarias.
Escenario 1 – Agotamiento de la legislatura
El escenario de agotar la legislatura para Artur Mas, resultaría probablemente en una pérdida sustancial de votos en las elecciones autonómicas en Cataluña. Artur Mas no sería capaz de capitalizar el apoyo con el que ahora cuenta por parte de ERC, CUP y la ANC y perdería las elecciones autonómicas (debilitándose además mucho en las elecciones generales que tendrán lugar, a más tardar, en noviembre de 2015). Este escenario lo valoramos con (+1) para Mariano Rajoy que habría eliminado de cara a su electorado un problema antes de las elecciones generales de 2015, pudiendo incluso sumar algunos votos entre los más conservadores, aumentando sin embargo el desapego de Cataluña. Este escenario resultaría en (-2) para Artur Mas que perdería el poder en las autonómicas catalanas en 2016 y se vería forzado a abandonar la política. Aquí acabaría el juego entre Mas y Rajoy.
Escenario 2 – Elecciones plebiscitarias
En el escenario de las elecciones plebiscitarias asumimos que concurrirán todas las fuerzas favorables a la independencia con un ”programa común” pero listas separadas. Asumimos asimismo que el punto principal del programa común será el planteamiento de la mencionada reforma constitucional, para celebrar una consulta vinculante en Cataluña. Este programa común será suscrito por Convergencia, ERC y CUP, pudiéndose sumar otros partidos. Es importante indicar aquí que el reparto de los votos favorables a la consulta entre Convergencia, ERC y CUP no altera las acciones del “bloque” pro consulta, que asumimos actuará de manera conjunta para conseguir su objetivo principal: una consulta vinculante en Cataluña. A partir de este momento, todos los partidos que suscriban el “programa común” actuarán de manera conjunta en este tema y recibirán por lo tanto el mismo resultado en este juego, pues el reparto de votos entre las listas “pro consulta” afectará únicamente al gobierno interno en Cataluña. Los partidos contrarios a la consulta o a una mayor autonomía de Cataluña, concurrirán en las elecciones por separado. En este caso, será la ciudadanía catalana, la que decidirá el curso de juego.
Escenario 2.1 – Derrota ”programa común”
Si los partidos con el programa común no suman el 50% de los escaños en las elecciones plebiscitarias, el juego acabaría aquí, otorgando un resultado (+2) para Mariano Rajoy, que se presentaría ante su electorado como el presidente que acabó con “el problema independentista catalán” y (-1) para el bloque pro consulta, que no podría gobernar y perdería sus argumentos para continuar la línea de mayor autodeterminación.
Escenario 2.2 – Victoria “programa común”
El escenario interesante es aquel en el que el “programa común” gana las elecciones plebiscitarias con más del 50% de los escaños. Esto, habiéndose hecho con toda las garantías de la Constitución Española, otorgaría al bloque favorable a la consulta la legitimidad para pedir una reforma constitucional en el congreso. Esto le plantea a Mariano Rajoy la siguiente disyuntiva: aceptar la reforma constitucional para promover un referéndum vinculante en Cataluña (un referéndum “a la británica”) o rechazarla.
Escenario 3.1 – Aceptación de la reforma constitucional
Si el gobierno aceptara a trámite la reforma constitucional propuesta por las fuerzas independentistas catalanas, Mariano Rajoy vería su posición aún más debilitada ante su electorado, recibiendo un resultado de (-2), independientemente de cómo termine esa reforma, mientras que el bloque pro consulta se beneficiaría de un resultado (+2) al haber cumplido las promesas con su electorado y haber conseguido sus objetivos.
Escenario 3.2 – Rechazo de la reforma constitucional
Si el gobierno rechazara la reforma constitucional, el bloque favorable a la independencia se vería forzado a llevar el proceso a instancias judiciales europeas y esperar, cultivando su electorado en Cataluña, un veredicto favorable en un periodo, probablemente muy largo de tiempo. Esto resultaría en (-1) para Mariano Rajoy, que aumentaría el desapego de Cataluña sin restar por este motivo votos en el resto de España y (-1) para las fuerzas pro consulta, que del mismo modo podrían gobernar en Cataluña aunque sin haber cumplido sus objetivos.
Escenario 3.3 – Reforma constitucional propuesta tras las elecciones generales de 2015
Sin embargo, los suscriptores del “programa común” les queda una tercera opción: alargar al máximo el proceso de convocación de elecciones plebiscitarias, esperar ganarlas y proponer la reforma constitucional tras las elecciones generales de 2015. Si los sondeos se cumplen y el PSOE junto con PODEMOS suma más de la mitad del arco parlamentario a finales de 2015, la reforma constitucional propuesta entonces por el bloque pro consulta saldrá adelante (así lo han afirmado tanto Pedro Sánchez, que aboga por una reforma constitucional como Pablo Iglesias, que va más allá pidiendo un proceso constituyente) y el bloque pro consulta obtendría el resultado (+2), mientras que Rajoy (asumiendo que siga como cabeza de lista en las elecciones generales de 2015) obtendría (-2) y la suma PSOE junto con PODEMOS, nuevo jugador con poder de decisión tras las próximas elecciones, obtendrían un positivo de (+1) al presentarse como regeneradores del sistema político ante su electorado. Este escenario es independiente del resultado de Convergencia y ERC en las generales de 2015 y del reparto de votos en las autonómicas entre las fuerzas del bloque favorable a la consulta, pues se asume que la suma de sus parlamentarios votará a favor de la reforma, independientemente de cómo se repartan esos parlamentarios entre las dos fuerzas.
Conclusión
Si los jugadores Rajoy y Mas (y posteriormente los integrantes del bloque pro consulta) aplican la lógica de la teoría de juegos, los únicos escenarios posibles a los que se puede llegar son: el rechazo al “programa común” en unas elecciones plebiscitarias por parte de los ciudadanos catalanes, o la reforma constitucional a través de las Cortes Generales de España tras las elecciones de 2015, propuesta después de la victoria del “programa común”. La clave para resolver el juego, no la tienen Artur Mas, ni Oriol Junqueras, ni Mariano Rajoy; ni siquiera la tienen Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias. La clave la tiene la ciudadanía catalana, que ante las inevitables elecciones plebiscitarias, deberá decidir el resultado de este juego. Y esto es bueno, pues por encima de los intereses partidistas y los maquiavélicos juegos de poder, debe ser la ciudadanía quien tenga la última palabra en las decisiones importantes. Ahora bien, para que este juego democrático funcione, las dos premisas de la teoría de juegos tienen que cumplirse. Primero, los ciudadanos deben actuar de manera racional y no en detrimento de si mismos (siendo conscientes de lo que significa la victoria y la derrota del “programa común” y segundo, todos los ciudadanos han de conocer toda la información existente, antes incluso de que el juego empiece y eso es responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos.
Autor: José Parra Moyano
Fuente: http://bit.ly/1wTv55S