Padeciendo el leviatán interior
Asistimos hace algún tiempo a la reivindicación del realismo político y a la seducción de ese “poder puro” que formatea subjetividades y que juega con todas las almas para mantenerse en el pedestal del dominio.
Asistimos hace algún tiempo a la reivindicación del realismo político y a la seducción de ese “poder puro” que formatea subjetividades y que juega con todas las almas para mantenerse en el pedestal del dominio.