¿Podemos podrá desbloquearel proceso soberanista catalán?
Desde que Podemos se presentara en Catalunya con la sonora irrupción de Iglesias en la Vall d’Hebrón, no pasa un solo día sin que se publique un artículo hablando de la formación de Pablo Iglesias y el derecho a decidir. Uno de los últimos artículos en esta línea es de Jaume Asens, conocido abogado de los movimientos sociales barceloneses, quien en estos momentos es el enlace entre el Consejo Ciudadano de Podemos y el grupo promotor de Guanyem Barcelona. El de Asens es un texto que resume bien la mayoría de argumentos que se han venido dando para asegurar que la aparición de Podemos es positiva desde el punto de vista del soberanismo catalán.
La línea argumental del abogado viene a decir que la vía soberanista unilateral, por la que el proceso catalán ha venido “avanzando” (es un decir) hasta ahora, es un callejón sin salida. Asens considera que el conflicto nacional solo puede solventarse sacando las urnas a la calle, como ocurrió en Escocia, para lo cual hace falta el compromiso del Estado. Además, dibuja a Podemos como el único partido con capacidad de gobernar en el Estado que apuesta por el derecho a decidir catalán. Por tanto, la idea que subyace es que el proceso puede llevarse a buen término con una alianza entre el soberanismo catalán y Podemos, siendo la de Iglesias la última esperanza para desbloquear el proceso soberanista introduciéndolo en un marco Estatal.
Hay en esta idea al menos tres puntos dudosos. En primer lugar y partiendo de lo más básico, la presunción de que Podemos puede llegar a gobernar España. Por el momento, los sondeos coinciden en dibujar una Cámara legislativa con tres grandes bloques, más o menos igualados: Podemos, PP y PSOE, entre los que conseguirían en torno a los 300 diputados, y otro número indeterminado de pequeños partidos que se repartirían los restantes, unos 50. Por tanto es cierto que, de ser Podemos un partido favorable al referéndum catalán, sería la vez que los partidarios de éste más representación conseguirían en el Congreso de los diputados. Pero, habida cuenta de que en Catalunya los partidarios del derecho a decidir obtienen mayorías amplísimas en el Parlament mientras que en el Congreso a duras penas llegan a sumar un tercio, no se puede decir que desde el punto de vista de las mayorías la vía estatal sea más posibilista para desbloquear la situación.
Este primer punto nos lleva a cuestionarnos un segundo: ¿Es Podemos efectivamente un partido favorable al referéndum soberanista catalán? En principio, los de Iglesias han contestado con evasivas a esta pregunta. Se han centrado en exponer su concepto de soberanía, han asegurado que son partidarios de “decidirlo todo” y han procurado desmarcarse de una vía que implique pactar con CiU. A la respuesta concreta de si impulsarán la consulta, el latiguillo estrella de Podemos es proceso constituyente porque, afirman, sin este cambio en el marco legislativo estatal la consulta es imposible.
Dejando a un lado que, como bien asegura Asens en su artículo, no hace falta un cambio legislativo para efectuar una consulta sino simplemente la voluntad política de la mayoría del Congreso, la respuesta del proceso constituyente es un argumento circular. Para llegar a la consulta hace falta que la mayoría de los españoles la acepte en un proceso constituyente, y para llegar a ese proceso constituyente hace falta una mayoría de Podemos en el Congreso. De nuevo, si la aspiración soberanista en Catalunya es votar la relación entre Catalunya y el resto de España en, digamos, la próxima legislatura, Podemos, al vincularla al proceso constituyente, no ofrece una vía de salida de corte estatal.
De hecho, la del proceso constituyente, es en realidad una aspiración imposible sin un gran pacto estatal o un cambio drástico de mayorías. Es harto difícil que los partidos constitucionalistas (PP, PSOE, UPyD, Ciudadanos, etc.) sumen menos de un tercio de la cámara en las próximas elecciones y, por tanto, el proceso constituyente no será un punto programático aplicable en la próxima acción parlamentaria de Podemos. Sin un programa favorable a la consulta catalana desligada del proceso constituyente, la postura de Podemos parece ser poco favorable a esa consulta. Tampoco es conocida la intención de Podemos a nivel autonómico en Catalunya, fuera del compromiso mostrado por Ubasart de que “aquellos que hablan de plebiscitarias el único plebiscito que encontrarán es echarlos fuera”.
La idea del proceso constituyente español para decidir sobre la consulta catalana nos lleva hasta el tercer punto, que subyace a toda la argumentación de Asens y otras personas de la órbita de Podemos. Es la dificultad histórica de las izquierdas españolas para convencer al pueblo español de la plurinacionalidad del Estado. Dice Asens que Iglesias es “el primer político español con posibilidades de ganar unas elecciones que defiende el derecho a decidir”. Esto es falso. El PSOE en su congreso refundacional de Suresnes en el año 74 ya aceptó el derecho de autodeterminación de las nacionalidades que integraban el Estado, un compromiso olvidado tan pronto tuvo posibilidades reales de acceder a la Moncloa. Es importante esta precisión porque nos habla de las preferencias territoriales de la mayoría española: Sí ha habido partidos que han propuesto la autodeterminación, lo que no ha habido son partidos que ganen las elecciones con una agenda de autodeterminación. Una agenda que, por cierto, tampoco parece ser la de Podemos y lo es menos a medida que se avanza hacia las elecciones generales.
Igualar proceso constituyente español a soberanía catalana es, por tanto, una idea tramposa. ¿Qué hace pensar que en el marco de un proceso constituyente español la mayoría de la población va a apostar por una consulta para Catalunya o un cambio en la articulación del Estado? Desde luego, ninguno de los sondeos. Sirva como ejemplo los resultados del último barómetro del CIS, de noviembre. A la pregunta por la organización territorial, la respuesta preferida es dejarlo como está, con el 29,9%. La segunda opción preferida es un estado centralista sin autonomías (20,7%). Si separamos entre quienes piden más centralización y quienes abogan por más descentralización, los números salen 29,9 a favor de la primera y 25,8 en favor de la segunda.
No hay, por tanto, una demanda mayoritaria entre los españoles sobre la cuestión territorial y, de haberla, tiende claramente hacia la recentralización. Devolverle la decisión al conjunto de los ciudadanos del Estado no desbloquea el proceso soberanista como se viene argumentando, más al contrario, lo vuelve a introducir en un marco donde los partidarios de la consulta están en franca minoría y donde el consenso se instala en un punto muy alejado de las demandas de una parte importante de la sociedad catalana.
A modo de conclusión se puede señalar que Podemos es un terremoto en el panorama político español dado que cambiará del todo el mapa institucional, irrumpe sobre la mayoría bipartidista y pone sobre la mesa cuestiones sociales de primer orden que habían quedado arrinconadas en el debate español. Pero si la pregunta es sobre la capacidad de Podemos para desbloquear el proceso soberanista por la vía estatal, lo cierto es que el esquema del partido resulta claramente insuficiente para obrarlo. Ni hay un compromiso firme de Podemos por la consulta sin proceso constituyente estatal, ni Podemos tiene pinta de poder hacerse con la mayoría necesaria para llegar al proceso constituyente a corto plazo, ni el proceso constituyente español parece un lugar de donde pueda salir esta consulta.
Es probable que lo que Podemos esté poniendo sobre la mesa es que el proceso soberanista catalán se ha quedado sin vías de resolución. En un momento en el que la unilateralidad comienza a mostrarse tan superada como quedó la vía de reforma estatal con el Estatut, esta es una opinión a la que cada vez más personas en Catalunya están llegando, no sin grandes dosis de resignación. Pero si el punto de vista es propositivo y lo que se intenta es buscar fórmulas para avanzar, es obvio que la vía de reforma del Estado, pese a haberse movido ligeramente en los últimos 4 años, continúa estando muy alejada de los mínimos del movimiento soberanista.
Autor: www.sintesisnianalisis.com
Fuente: http://bit.ly/19KWRx8